Una historia del Julio, qué más se puede decir, itadakimasu...
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Y lo más lindo, es que me lo imagino bastante verosímil, yendo a casa y comprando algo para leer en el tren, y que justo la revista que lleva lo retrata, y no puede contener una sonrisita de sorpresa. Sobre la veracidad o no de los hechos narrados, no pienso investigar. Me quedo contento con mi pequeña verdad.
Y no puedo dejar de pensar, cuánto ya le debo a Papá Cronopio...
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